jueves, diciembre 27, 2007

¿Por qué no debería celebrar la navidad?

No tengo ningún problema con la navidad. En verdad que no. Es una de las fechas del año que más disfruto, donde paso el tiempo con la gente que me rodea como todos los días, y como en realidad soy de la opinión de que se debe celebrar cada día, (es la única vida que tenemos o llegaremos a tener) entonces aunado a esto, la algarabía de las celebraciones, las luces, la comida, no, no bebo, y demás parafernalia que rodea estas fechas, pues me siento muy a gusto. Me alegra compartir muchas cosas, muchos momentos con mis seres queridos, o con los que no lo son tanto, pero a final de cuentas de eso se trata todo esto ¿no es así?

Las cosas que no me agradan mucho de estas fiestas, son muy similares a las cosas que no agradan a otras tantas personas: tráfico, aglomeraciones, insuficientes servicios, vacaciones de aquella persona que es muy necesaria en un momento determinado, contaminación por la excesiva quema de fuegos pirotécnicos, pero son parte de todo esto. Se puede disfrutar si se toma como una oportunidad para cavilar, o reírse de los demás.

Muchas de las cosas que siempre disfruté de estas fechas, se retrotraen a mi infancia. Pero todas estas festividades las vi más por su aspecto secular que religioso. Es cierto que a veces me llevaba mi abuela prácticamente a la fuerza a la iglesia, pero tenía la oportunidad de ver a las bellas vecinas en sus glamorosos vestidos, y una que otra descocada en minifalda (en esos momentos llegué a pensar que efectivamente existía un dios, y que me debía amar mucho).

Pero fuera de eso, los momentos que verdaderamente disfrutaba, eran los que tenían poco que ver con la celebración religiosa, desde colgar adornos en el arbolito, las comidas, abrir los regalos a pesar de que supuestamente me los había traído el niñito Jesús (¡Josú! pues ¿cuantas versiones hay de Jesús? una adulta, vestida de sandalias y estilo hippie, pregonando en el desierto, y otra para los niños que se portaban bien... entonces ¿habrá en lugar de una trinidad, una cuaternidad? Y eso sin contar al santo niñito del fútbol, etc).

En fin, que nunca me molesté por prestarle más crédito a la versión religiosa de una fiesta que vio su génesis en un entorno pagano... que la religión católica se la haya apropiado para sus propios y oscuros fines no le quita mucho en realidad. Solo la ensucia un poco, pero aun así es una bella fiesta.

Actualmente ninguno de mis amigos se molesta en preguntarme por qué celebro
estas fiestas.

Pero cuando surge la ocasión, y algún despistado me pregunta, entonces le contesto: Estas fechas son muy importantes no solo para mí, sino para toda la humanidad. En este día, celebramos con regocijo el natalicio de ese gran hombre, hace ya muchos años, que vino a cambiar la faz de nuestro planeta, a traernos una verdad inconmensurable, a mejorar nuestras vidas y a prometernos el nirvana en un futuro del que todos compartiremos gracias a Él. Este día, celebramos el nacimiento de Sir Isaac Newton :D

jueves, diciembre 20, 2007

El día que la tierra se oscureció

Hace once años, este día marcó un cambio en todos nosotros. Hace once años murió ese gran hombre, de nombre Carl Sagan.

No puedo ni empezar a enumerar los cambios que significó en mí conocerle primero, seguiré después, libro a libro, y enterarme posteriormente de su muerte. Fue un día que quedará grabado para siempre en mi memoria.

Sagan había significado para mi, desde la primera vez que le vi en la TV en su serie "Cosmos" todo lo que siempre me había gustado ser. Desde pequeño me atrajo el universo y su contemplación. Había pensado seriamente en convertirme en astrónomo de carrera, pero mi padre cambio mi manera de pensar. Solo me preguntó: ¿de qué vivirás? (advierto cierto paralelismo en un comentario que le hizo su propio abuelo a Sagan sobre este mismo tópico, por lo que se puede observar cierto prejuicio o desconocimiento de las disciplinas científicas en la población general). En la actualidad solo practico la astronomía como pasatiempo, pues nunca desapareció de mí esa curiosidad, ese gusto por observar el cielo moteado de estrellas, cada vez más difícil en nuestro entorno, con tanta polución, lumínica o atmosférica. Pero disfruto del ocasional viaje al campo, donde hay poca iluminación, y sentarme a observar el cielo nocturno. Todo un verdadero espectáculo digno de ser admirado una y otra y otra vez.

Pero la influencia del Sr. Sagan en mi vida no se limitaría solo a eso. Gracias a él, es que me enteré de algo que se llamaba "pensamiento escéptico". En todos sus libros podía advertir ese tinte crítico que debería existir en todos nosotros. Es muy fácil autoengañarnos con promesas o expectativas de una mejor vida post mortem, o de misterios en nuestra vida cotidiana, los mismos que alejan la monotonía de una vida común y silvestre. Creo que escencialmente esa es la razón por la que tantas disciplinas metafísicocharlatanescas prevalecen en nuestra sociedad. Creo que resulta una veta muy socorrida por quienes sienten que quieren evadirse de una realidad sofocante, y por eso abrazan con tanto fervor las creencias espurias en ovnis, fantasmas, pirámides, monstruos, hadas, duendes y la inteligencia de Adal Ramones. 

Todo ello perteneciente a un mundo paralelo que solo existe en las mentes de los demás.

En fin. Que ese nefasto día, hace once años, la luz en nuestro mundo se opacó considerablemente, para beneplácito de todo aquel que comercie con la ignorancia colectiva.



Solo espero, que ese fenómeno sea temporal.

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