No todo es culpa de la TV
En USA, el ataque a la ciencia por parte de la extrema derecha es un tema que ha despertado desde hace tiempo bastante polémica y suficiente preocupación en el mundo académico y científico. En el país del sueño americano y las libertades sociales, se ha gestado desde hace tiempo un movimiento que pretende erradicar de la cultura y la sociedad cualquier referencia que contradiga las enseñanzas del “buen libro” (biblia ©) De entrada mucha gente se auto engaña afirmando categóricamente que la nación fue fundada bajo la bandera cristiana. La primera enmienda parece resbalárseles por la tangente y pretenden así forzar el estudio de su religión disfrazada de diseño inteligente como teoría científica válida en yuxtaposición a la educación sobre la evolución.
Ese es solo uno de los síntomas de lo que la religión provoca en una sociedad. Y no hablo del fundamentalismo, sino de la religión intrínsecamente hablando. La creencia en un ser invisible que va a venir a solucionar los problemas o que está ahí para cuidarnos nos vacuna contra la razón y hace vivir al afectado una fantasía que le impulsa a pensar que la realidad puede ser modificada a su antojo. Todos los días escuchamos frases como: “si dios quiere, hágase su voluntad, que dios te ayude, gracias a dios” y un deprimente etcétera. La necesidad de la gente de tener quien les cuide y así evadir la responsabilidad debe ser muy fuerte en los más débiles de carácter… e incluso en los más fuertes. Nuestro lenguaje está saturado de metáforas de origen religioso. Adiós no es otra cosa que la encomienda a un ser divino sobre el buen viaje o bienestar de quien se despide. Ojalá es a su vez otra referencia, de procedencia árabe, que literalmente significaría “si dios quisiera” Y ¿qué mayor prueba de esto que la respuesta automática que la mayoría de la gente tiene, religiosa o no, denotando una gran sorpresa, “Dios mío”?
Y aquí empiezan los problemas. La continua exposición a tanto material religioso puede parecerle a cualquier como normal. Deseable más bien. Toda actividad humana debe estar en plena concordancia con cualquiera que sea el plan de un dios. Si algo se sale de ese molde, es profano, es malvado, es satánico. Y la ciencia es uno de esos vehículos que han logrado erradicar el pensamiento mágico de nuestras vidas. Una vez comprendido el mecanismo por el cual un rayo cae, deja de ser necesario un dios de los relámpagos. Ya que se entienden las causas de un terremoto, muere un dios trepidatorio. Y una vez que se vislumbra sobre la evolución de las especies… ahí se tocan fibras más íntimas que muchos no desean sea molestada en absoluto.
La evolución de las especies propuesta por Darwin hace ya 150 años es una idea poderosa, que elimina la necesidad de una creación específica, y nos aleja del foco de atención del universo. Dejamos el escenario para convertirnos en meros tramoyistas. Mucha gente encuentra esta idea nefaria y la rechazan por defecto. A nadie le gusta que le digan que no es especial, y que es tan solo el producto de millones de años de evolución por mutación y selección natural. Pero, por sobre todo eso, desmiente uno de los principales dogmas del libro negro, que dios nos creó a su imagen y semejanza (¿dios caga? ¿Se pedorrea? ¿Se masturba? – actividades fisiológicas totalmente naturales en nuestros cuerpos).
![]() |
Flatulencia divina |
Eh ahí el quid del asunto. La evolución de las especies por medio de la selección natural propuesta por Darwin echa por tierra muchas de las bases filosóficas de cualquier religión, pero especialmente la cristiana. Los apologistas de esta secta prontamente vieron esta propuesta científica como lo que en verdad es: un veneno mortal para su particular fantasía megalómana. Y como tal, y dado que son defensores de la fe y las buenas costumbres se lanzaron en masa para desprestigiar esa idea, tachándola de falsa, racista, demoniaca, y todos los adjetivos que tanto gustan a la mayoría de los religiosos. No se trata de qué sea verdad o que no lo sea. Se trata de que es una idea molesta, peligrosa para su afán de querer imponer su versión particular para reemplazar la realidad, y después de esto, nos llaman a los ateos altaneros y engreídos… je.
Y para ello, utilizan muchas tácticas, la mayoría sucias. Siendo la mayoría, se hacen pasar por las víctimas con ese estúpido complejo de persecución que heredaron de sus tiempos precoces allende principios de la era cristiana. Claman y reclaman por libertad de religión pero solo cuando sus propios intereses salen afectados, mientras que cuando oprimen la libertad de culto les vale un cacahuate. Violan niñas y niños por igual y en lugar de castigar a los culpables, especialmente entre sus propias filas, reparten excomuniones a diestra y de manera siniestra por un aborto practicado sobre una niña de 9 años… esa doble moral, la que tanto les identifica, y la que tanto insisten que tenemos solo los demás.
La señal de un buen político, en el país de la libertad es aquel que practica el cristianismo y reza a dios y ha renacido y aleja de la sociedad a la maligna ciencia, y espera que la tecnología salve sus traseros y el de los demás (separar ciencia de tecnología es una creencia también entre estas personas). Ser ateo o por lo menos agnóstico en USA y declararlo abiertamente equivale a asesinar la propia carrera política. Darle al pueblo lo que quiere y asunto arreglado. Y bajo esa guisa escuchamos estupideces como la del antiguo candidato a la casa blanca, Mike Huckabee*
la Crème de la política norteamericana…
Francamente, ideas como esta me provocan escalofríos de proporciones industriales.
La intromisión de la religión en todos los aspectos de la vida en una sociedad que podría estar de otra manera sana, ha erosionado instituciones que en otros tiempos constituían la vanguardia en varios terrenos a nivel internacional. Proyectos como DIscovery Institute dedicados a promover la irracional idea de que lo que a mi me gusta es como deberían de ser las cosas, a pesar de que entre en contradicción con todo lo que pasa a mi alrededor, intentan permear continuamente la vida académica con su slogan de “Teach the Controversy goddamit!” refiriéndose a una controversia que solo existe en sus mentecillas. (está claro que en el mundo científico la teoría de Darwin está mas que aceptada por méritos propios y la única controversia que los IDiots piensan que existe, es su propia controversia Darwin/dios).
Después del desastre de Dover, Arkansas, este movimiento ha perdido fuerza tanto, que el mismo DiscoTute ha tratado de distanciarse de lo sucedido aquí, de ahí la adopción de su última estrategia anteriormente citada.
Pero de todo lo anteriormente mencionado, se puede hacer un comentario aparte: una buena porción de intereses por parte de la extrema derecha ha influido en el plan para cambiar de la visión en la sociedad sobre la religión y la biblia ©. Buena parte de los ataques a esta forma de fundamentalismo se centra en la cantidad de fallos, contradicciones y mentiras rampantes que suelen acompañar a los apologistas de este libro negro. Tanto así, que se ha intentado dar validez a muchos de los escritos bíblicos promoviendo la superstición por medio de programas especiales en varias cadenas televisivas, entre ellas Discovery e History Channel. De tal suerte que empezó la promoción primero de historias que conferían cierta validez a algunas de las historias más absurdas de este pasquín de quinta.
Tanto Discovery, como History Channel, canales dedicados a las ciencias y a la historia, catapultaron esta clase de programas diseñados para aumentar la confianza del televidente en el librito negro, y ultimadamadremente en su religión, intentando darle de paso, carácter ciéntífico para así robar algo de la credibilidad de la ciencia a sus desvaríos mentales. Poco a poco, no obstante, estas cadenas lo vieron como un buen punto para ratings y empezó la desbordada promoción de otras tantas seudociencias como la telequinesis, los ovnis, el fraude lunar y demás supercherías diseñadas para mantener atiborradas las pocas neuronas funcionales de la enorme mayoría de tele espectadores.
Así que, no todo es culpa de las cadenas televisivas. Ellos solo vieron la oportunidad de aumentar sus raitings (después de todo, también son un negocio) al precio de embrutecer más a una sociedad ávida de historias que les alejen de la dura realidad.
Triste, en verdad.